“cuando nos amamos, aceptamos y valoramos sin juzgar nuestras carencias, nuestra imperfección y nuestra vulnerabilidad, no perdemos tiempo en pelearnos por cambiar. Es entonces cuando el amor y la compasión crecen en nosotros y, para nuestra sorpresa, el cambio se produce “
¿Necesitas ayuda y no te da miedo reconocerlo o crees que tienes que resolver tus problemas por ti mismo/a? Lamentablemente, hay personas para las que buscar ayuda significa haber fracasado o ser débil. Nada más lejos de la realidad.
Admiro la fuerza y el valor de todas las personas con las que compartí y comparto en terapia. Ir a terapia significa que te estás ocupando de ti, que cuidas de ti, y que haces lo necesario para estar mejor.
Buscar ayuda indica que quieres vivir tu vida plenamente y caminar de la mano de otra persona para conseguir alcanzar tu bienestar, tu equilibrio, tu felicidad. Además, es una falacia pensar que nadie mejor que nosotros mismos nos puede ayudar.
Todos necesitamos ayuda alguna que otra vez, sobre todo cuando los problemas nos desbordan. Es decir, cuando debes solucionar un problema y este es muy importante para ti, normalmente las emociones te juegan una mala pasada porque nublan tu capacidad para analizar las cosas de manera lógica e imparcial. En esos casos, lo mejor es pedir ayuda a un observador externo que no tenga un vínculo emocional tan intenso con la situación y que nos puede brindar ideas, soluciones o perspectivas que ni siquiera habíamos tomado en consideración. Entonces pedir ayuda no solo es necesario, sino que se convierte en una muestra de inteligencia.
Aceptar la vulnerabilidad nos hace más fuertes, pedir ayuda también implica reconocer que somos vulnerables, que tenemos ciertas debilidades y limitaciones. En nuestra cultura la vulnerabilidad se ha identificado con la debilidad. Eso ha provocado que sintamos miedo tan solo con escuchar la palabra, pues inmediatamente vislumbramos la perspectiva del fracaso. Sin embargo, reconocer nuestra vulnerabilidad no nos convierte en personas más débiles sino todo lo contrario: ¡nos fortalece!
El verdadero error consiste en creer que somos tan fuertes que podemos afrontarlo todo nosotros solos. Entonces no solo tenemos mayores probabilidades de fracasar en cualquier tipo de proyecto que emprendamos sino que corremos el riesgo de desarrollar una visión reducida del mundo que nos rodea. Reconocer nuestra vulnerabilidad y pedir ayuda también implica abrirse al mundo, ser lo suficientemente flexibles como para escuchar opiniones diversas a las nuestras y, sobre todo, nos permite conectar emocionalmente con las otras personas.
Recuerda que las personas más seguras de sí mismas no son invulnerables ni se creen las más fuertes, son precisamente las que son capaces de reconocer sus debilidades y aceptarlas sin pensar que por ello tienen menos valor. Hay una frase que me encanta y es de mi autor favorito en psicología: Lo que aceptas, te transforma; lo que niegas, te somete: Carl Jung, Aceptar nuestros problemas es el primer paso para solucionarlos, resistirnos sólo los aumenta.
Por eso, si tienes problemas, toma conciencia de ello y no temas buscar ayuda.