Tal y como lees, la maternidad llega a nosotras y es para quedarse, así que ajusta bien tu cinturón y subamos a esta montaña rusa de aprendizaje y descubrimiento.
Esta etapa en la vida de las mujeres, a veces nos toma con mucha sorpresa, tanta que es complicada sobrellevarla. Desde el día uno en el que nos enteramos que nuestras vidas cambiarán, no es un juego ¡cambiará!
Ese cambio trae consigo ciertas conductas que la sociedad impone que tengamos, muchas de ellas basadas en creencias poco cercanas a lo real y que científicamente no están comprobadas (no puedes comer esto, no puedes hacer esto, no puedes comportarte así, no puedes usar esto y un sinfín de mitos que ya hablaremos sobre ello en otra oportunidad) y lo único que logran es que nos reprimamos cada vez más, al creer que existe sólo un solo camino, en el cual las normas o expectativas están dadas y al no cumplirlas tendemos a sentirnos las peores madres del planeta, nos metemos de lleno en el personaje de los peores y de las juezas más duras con nosotras mismas, esto trae consigo conflictos emocionales y hasta en algunos casos sentimientos adversos que solemos callar y guardar para nuestro interior, anclando aún más estos pensamientos y emociones.
Por ello, es importante aprender a validar nuestra forma de hacer las cosas, nuestra forma de vivir la maternidad, ya que, al ser personas únicas e irrepetibles, nuestra maternidad también lo es y no tiene por qué seguir patrones que no sean saludables para mí.
Te has preguntado qué pasaría si de una vez por todas, aceptas que una mamá no deja de llorar, no deja de ser insegura, ¡no deja de ser humana! No temas mostrar tu lado vulnerable, no temas hablar de ello y sobre todo, no temas buscar ayuda si estás teniendo días difíciles que ya no puedes controlar.
Valida todo este torbellino emocional que se despierta en nosotras al cruzar a esta nueva etapa y reconoce cada detalle de ella, sólo así podremos salir adelante en este camino y continuar aprendiendo de él.
¡Abraza tus imperfecciones y date la seguridad de que puedes hacerlo, de que puedes tener una maternidad perfectamente imperfecta pero llena de amor!